viernes, 22 de julio de 2011

Carta a mi mismo de alguien que soñé.

Antes que nada se conciente que el que te escribe soy yo, o sea, vos. Desde adentro, desde ese lugar que nadie puede ver pero todos opinan, desde ese lugar vulnerable, incomodo pero reconocible.
No te voy a aconsejar, no suelo hacerlo, solo voy a decir las cosas como son, y vos, (o sea yo), sacaras conclusiones.
Una vez alguien te golpeo, y sentiste la humillación, conociste la vergüenza, viste el brillo oscurísimo en los ojos antes del golpe. Lo físico no fue lo que dolio, lo que dolio fue el odio que viste, la furia contenida en una espacio tan chico, fue la sorpresa. Pero eso paso, y paso el tiempo. Y muchos años después algo de eso se repitió, volviste a ver ese brillo en unos ojos que creías que reian. Y no solo fue la sorpresa la que te vino de repente con el recuerdo, sino que volvió el dolor, volvió esa sensación de que no hay lugar donde resguardarse del daño humano. Pensaste claramente que preferías el golpe que ver esa mirada. Lo recordas claramente. Ese brillo asusta, da miedo, y no da claridad, al contrario, te pierde en tu propio espacio conocido y es peor que perderse en un laberinto.
Una vez creiste en las personas, confiaste, y alguien te defraudo, en realidad varios te defraudaron, y decidiste no entregarte mas a la confianza. Decidiste dejar de ser vos, siendo vos mismo para los demás, pero otro para vos mismo. Decidiste que no querías que nadie llegue a conocerte realmente, asi nadie puede ver que hay detrás de una imagen que cuenta lo que no sos. Decidiste no librar las cosas al azar, porque el azar no existe, y si existe es demasiado irregular para tu gusto. Entonces te ataste los cordones con fuerza, levantaste la mirada, forzaste una sonrisa para el afuera, y afilaste tu instrumento, que también es tu arma de guerra. Y el camino se hizo algo mas claro.
Alguien una vez te dijo que eras increíble, que eras talentoso,  que el mundo tenia que tener mas gente como vos, que explotes tu ser, que tenes cosas para decir, que haces las cosas bien, que tenes un hogar en cada lugar del mundo, que tenes linda sonrisa, que cebas ricos mates, y vos seguiste caminando.
Con esto no quiero decir nada, solo cuento algunas cosas. Que no se si son reales o las soñé, pero debes prestarle atención.

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