Estaba en duda, entre volver a mi casa a ver si podía dormir aunque sea un poco, o seguir sentado frente a esta hermosa criatura extraña que me miraba de una forma algo inentendible. No terminaba de comprender si queria asesinarme o había alguna lejana posibilidad de tener sexo, y si la opción era esta, estaba seguro que seria un polvo de esos que me gustan, del sucio, del duro, del perverso en el que cualquier puta se entregaría por nada de plata. Un buen polvo.
Yo tenia un trago en la mano, casi vacio, jack daniel´s, mi favorito, ella algo de color rojo, rojo sangre, y lo tomaba de una pajita, y cada sorbo era porno, lo tomaba con una media sonrisa morbosa, y me miraba, no tenia los labios pintados. Me di cuenta que irme a casa no tendría sentido, y en ese momento fue cuando me agarro de la mano y nos fuimos. No recuerdo si ese bar estaba en algún lugar recóndito de la ciudad o ella vivía demasiado lejos de donde yo creía estaba mi cama.
Cuando entramos a su casa, yo tenia el pantalón desabrochado, en el taxi había estado lamiendo mi pene durante las ultimas cuadras, lo cual fue imposible recordar entre la excitación y la borrachera que había q pagar el viaje, y con el pene duro corrimos hasta la esquina sin pagar y nos metimos adentro.
Preparo dos tragos, fernet, puso música bajita y nos tiramos en unos grandes almohadones, ella descalza y yo con el pantalón a medio prender.
Tomas cocaína?, me pregunta ella.
No, no me gusta drogarme con gente que no conozco. Y ahora que pienso no se tu nombre.
Mientras le contesto toma una pizca de coca y cierra los ojos tirando la cabeza hacia atrás. Me excita, me doy cuenta al verla que me erotiza. Me mira y se sonríe, y tirada en el almohadón se levanta la remera y desparrama una desprolija línea en su panza delgada.
Con la boca un poco dormida empecé a saborear un poco su sexo, ella gemia y apretaba mi cabeza entre sus piernas, empezamos a desnudarnos, ella estaba muy caliente, creo que mas que yo, y eso es algo poco común, me clavaba las uñas en la espalda, y me decía “te voy a matar”. No importa pensaba yo, morir ahora seria lo que todo hombre quiere, morir con el pene duro, teniendo sexo, y borracho. Pero después del tercer o cuarto “te voy a matar”, uno se pone mas alerta, aunque hayas pasado por situaciones peores que esta.
Mierda, creo que debería irme pensaba, no se quien es, en donde estoy, sabia que no tenia que drogarme con gente que no conozco, quizás no esta sola, nunca recorri la casa, pero estoy teniendo uno de mis mejores polvos.
Mientras pienso esto me doy cuenta que alguien esta caminado hacia nosotros, sin salir de ella giro la cabeza y veo una mujer semi dormida que ve todo a unos pocos pasos. “hola”, me dice. Puta madre, donde me meti, pensé. “hola” le digo, y se sienta al lado nuestro y se rie.
Nadie dijo nada, los tres de pronto estábamos teniendo un sexo animal, grosero, tanto que pensé que no podía terminar bien, que después de eso, alguna de ellas mataria a alguien, que ese alguien seguramente podía ser yo. Todo estaba un poco oscuro.
Cuando terminamos una fue hasta la cocina y trajo una cuchilla, se sento y saco unas pastillas de un cajón. “bueno, aca termina todo supongo” dije, no sabia que hacer, empezó a cortar un par pastillas, tomo media de cada una, se hizo un pequeño corte en el hombro y me miro. “son para poder vivir” dijo. “vamos a dormir?”
Dios, no debería quedarme, pero cuando me di cuenta, deperte de dia, con ellas y la cuchilla el lado. Me vesti despacio y Sali a la calle, de dia, y sin saber donde estaba. No es la primera vez que no se donde estoy, pero fue la primera vez que despierto con una pareja de lesbianas y un arma blanca entre los tres.
Al final supongo que drogarme con extraños no es tan mala idea. Lo malo es no tener ganas de volver a mi casa.
que flash !!! (yo no se si queria saber tanto)... Lindo leerte, historias de esas que hay que curtirlas para poder escribirlas, no se como las curtiras, contarlas las contas muy bien, un viaje...
ResponderEliminarAbrazo grande nene